El plástico y el futuro: el futuro del plástico y el plástico del futuro

En este artículo analizaré dos formas en las que los conceptos de plástico y futuro se fusionan.
Ya he hablado varias veces en este blog de la amenaza que supone el plástico para muchas especies animales y para muchos paisajes. Según el artículo de Jaime Ripa publicado en El País hace un año ("¿Qué se puede hacer con el plástico que tiramos? https://economia.elpais.com/economia/2016/07/20/actualidad/1469012863_705152.html) cada año se vierten al mar 8 millones de toneladas de plástico, el equivalente en plástico a unas 44.000 ballenas azules. Y la triste verdad es que solamente quedan unas 25.000 ballenas azules en el planeta.

Pero sin desviarnos del tema, hay expertos, como Beatriz Meunier de PlasticsEurope, que aseguran que el plástico no debería desperdiciarse, pues puede ayudar enormemente al futuro de la humanidad.

El futuro del plástico

En la actualidad ya se recicla el plástico en la producción de prendas de abrigo como anoraks, complementos de moda, planchas y paneles de aislamiento térmico, en carcasas de CDs, parachoques para coches...
En su publicación The World in 2030 (resumen en: http://www.plasticseurope.org/documents/document/20100625222705-worldin2030executivesummary-20071121-001-en-v1.pdf), PlasticsEurope expone numerosos usos que se le darán al plástico en algo más de una década. Algunos de ellos son los siguientes:
-  Por contradictorio que pueda sonar, los plásticos nos pueden ayudar a luchar contra el cambio climático ya que pueden llegar a substituir algunos combustibles fósiles que son muy contaminantes y se pueden utilizar de diferentes formas para proteger a la gente de condiciones adversas provocadas por el cambio climático. Por ejemplo, el plástico se puede usar en la construcción de edificios más resistentes a terremotos.
- Otro uso que se está poniendo en práctica en Holanda, un país que ya tiene el 50% de su territorio bajo el mar y que se encuentra en una lucha incesante por hacer frente a la realidad del cambio climático, es un tipo de invernadero de plástico que permite seguir cultivando la tierra a pesar de las inundaciones, pues flotan cuando hay agua y se vuelven a posar en el suelo cuando el agua ha bajado de nivel.

El plástico del futuro

El Wyss Institute de Harvard publicó ya allá por el 2012 los primeros resultados de un prometedor experimento que se estaba llevando a cabo. Este instituto fue el creador del shrilk, un bioplástico (plástico degradable) creado a partir de quitosano (substancia presente en el caparazón de crustáceos e insectos) y proteína de seda. Con el tiempo consiguieron elaborar un shrilk sin proteína de seda, el chitosan, lo cual abarataba mucho el proceso de producción.
Este sucedáneo del plástico, no solamente es biodegradable, sino que al parecer, al degradarse, libera substancias beneficionsas para las plantas. En un experimento, el Wyss Institute consiguió que una planta creciera en una zona muy árida de California dentro del chitosan degradado.

 
 
Pues al parecer tenemos opciones, tanto podemos empezar a substituir el plástico por un producto más ecológico, como podemos dar al plástico desechado múltiples usos.

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